
Hace un tiempo leía en uno de los blogs de referencia (Learning legendario) una entrada sobre el modelo de aprendizaje 70-20-10. Este artículo ponía en evidencia el gran interés que en 2017 suscitaba esta propuesta formativa que, fundamentalmente, estaba orientada a la formación empresarial. Este modelo surge en los años 80 en el entorno de la formación empresarial de la mano de Morgan McCall, Robert Eichinger y Michael Lombardo en el Center for Creative Leadership. En una investigación realizada por estos autores se entrevistó a casi 200 ejecutivos sobre su filosofía de aprendizaje. Los resultados establecieron que el aprendizaje debía provenir de varias fuentes, concretamente, siguiendo esta distribución:
- 70% de tareas desafiantes;
- 20% de relaciones de desarrollo;
- 10% de los cursos y la formación.
En función de estos resultados los autores citados establecieron el modelo de aprendizaje 70:20:10, indicando que toda acción formativa debía contener un 70% de formación experiencial, práctica, basada en tareas (Aprendizaje informal), un 20% de aprendizaje entre iguales (Aprendizaje social) y un 10% de sesiones formativas típicas, recibir información (Aprendizaje formal).
Aunque es cierto que este modelo tuvo críticas bien fundamentadas como, por ejemplo, el hecho de que no puede ser replicado en todos los entornos por igual, ni existen suficientes evidencias científicas que lo avalen o que se sobrevalora el aprendizaje informal, no es menos cierto que presenta ciertas ventajas comparativas con otros modelos formativos, como las siguientes:
- Flexibilidad: Se puede adaptar a las necesidades formativas pero también al contexto y a los contenidos. Habrá momentos en que el 10% de la enseñanza formal se conviertan en 20 ó 30%. Como hemos indicado, el aprendizaje informal puede estar sobrevalorado, si no se está habituado a ello.
- Potencia el aprendizaje informal que, con ayuda de un mentor puede elevar el rendimiento y la eficiencia del aprendizaje.
- Fomenta el uso de las tecnologías emergentes tipo realidad virtual y aumentada, vídeos interactivos, videoconferencias, herramientas comunicativas, …
- Posibilita el uso de las redes sociales como mecanismo de intercambio entre pares (crear grupos de discusión, paneles de expertos, realizar encuestas, documentos compartidos, etc.)
Aspectos positivos y negativos de un modelo que es un marco de referencia, no una receta, como indicó en su momento Juan Domingo Farnós.

Sin entrar en más profundidades, la cuestión sería si este modelo es aplicable a la formación del profesorado, teniendo en cuenta que es modelo de gran implantación en otros sectores.
Habitualmente, en la actividades formativas educativas el aprendizaje formal es el componente más representado siendo acompañado, en algunas ocasiones, por una parte práctica en la que se intenta aplicar o replicar los conocimientos transmitidos. En actividades eminentemente prácticas, como las píldoras TIC, la presencia del elemento formal es menor, ya que en las que se valorará lo aprendido. Sin embargo, el componente no formal o informal y el social apenas se tiene en cuenta. Esto hace que para aplicar el modelo 70:20:10 o alguna aproximación a él, tendríamos que arbitrar algunas modificaciones a las actividades formativas típicas del CEP. Estas modificaciones implicarían:
- Un sistema de gestión del aprendizaje (LSM), imprescindible en las actividades no presenciales o con seguimiento y necesario también para asegurar el intercambio de experiencias, ideas y aprendizaje no formales en las actividades presenciales. En Andalucía tenemos el Aula Virtual de Formación del Profesorado, un LSM que utiliza Moodle. En las actividades no presenciales tendríamos que tener un espacio para cada actividad con un foro abierto y dinamizado para la parte no formal de cada actividad. En algunas actividades, me consta, se hace ya.
- Herramientas de comunicación, ya sea el más sencillo y conocido whatsapp, una aplicación de videoconferencia tipo BB collaborate (incluida en la Moodle de los centros andaluces, por ejemplos), Zoom, Meet (G suite), etc. Cada actividad tendría que tener una carga comunicativa importante para el intercambio de opiniones e ideas entre los asistentes, creación de seminarios on line y sobre todo, asegurarse la retroalimentación precisa para valorar la eficacia de la actividad.
- Herramientas colaborativas (G suite, Office, Padlet), gestión de proyectos (Trello, notion, workzone), …
Tendría que procurarse que la parte informal o no formal, ese 70% que indicaban los creadores del modelo, se desarrolle lo máximo posible ya que es la más beneficiosa para los asistentes porque les permite descubrir y perfeccionar sus conocimientos y habilidades relacionadas con el objeto de aprendizaje, pero también con la toma de decisiones, permite abordar desafíos e interactuar con otras personas, compañeros/as o mentores dentro de sus entornos de trabajo y aprendizaje. También sirve para aprender de los errores y recibir una retroalimentación inmediata sobre su desempeño.
Indudablemente, debemos aspirar a encontrar un equilibrio entre los tres componentes mencionados y eso dependerá tanto del objeto de aprendizaje como de la audiencia. La flexibilidad del modelo lo permite.