El último número de la revista Iber está dedicado a la reforma de Bolonia y sus implicaciones en la formación del profesorado de Secundaria, 
materializadas en la creación de los ya (¿tristemente?) famosos Masters. En el número se recogen varios artículos en los que se nos proporciona, en primer lugar, una perspectiva histórica de la formación universitaria del profesorado de Secundaria hasta llegar a los actuales masters; en segundo lugar, se analiza la situación en países de nuestro entorno, Italia y Francia y, finalmente, se incluye un artículo en el que se da a conocer la situación de Chile y de algunos otros países de Latinoamérica. Personalmente, creo que falta alguna aportación sobre la situación en países con una tradición formativa más rotunda, como los países nórdicos. Pero bueno, no podemos pedir más en tan pocas página, supongo.
Sobre el tema, no vamos a entrar en la valoración del proceso de Bolonia (ya lo hicimos en otra entrada), ni en la oportunidad del mismo. Si me gustaría realizar alguna apreciación sobre el tema de la formación a la luz de mi experiencia en formación del profesorado. Estoy totalmente de acuerdo con Isidoro González, en su artículo de introducción, cuando afirma que «No deja de sorprender que, mientras nadie discute la formación del profesorado de primaria (…), si se discute y muy vivamente, la formación del profesorado de secundaria«. Efectivamente, parece que a una parte de este colectivo la didáctica le viene del cielo y basta con saber mucha Historia, Geografía, Biología, Física, etc., para saber enseñar. De hecho, creo que existe una cierta animadversión hacia la didáctica, como hemos podido comprobar en algunos debates, totalmente estériles pero muy mediáticos. No es necesaria, con conocer bien tu asignatura es suficiente: siempre sabremos más que nuestros alumnos y eso nos da superioridad sobre ellos. Indudablemente, malamente vamos si seguimos pensando así. Como indica el profesor González citando a Chevallard «el saber educativo es algo muy diferente del saber sabio» y aquí estamos para educar y enseñar y no desde la perspectiva del profesor o profesora sino desde la del alumno o alumna.
Otra cosa es que el necesario master se esté enfocando, por lo poco que voy conociendo, mal y que en su configuración se esté atendiendo más al continente que al contenido, esto es, al profesorado que está en los departamentos universitarios que a las necesidades reales de un futuro profesor de secundaria. O se replantea bien este proceso o será otra oportunidad perdida como en su día fue el CAP. El tiempo nos lo dirá.
ÁMBITO CÍVICO-SOCIAL 
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